El reconocimiento de la importancia de la pesca artesanal y de
pequeña escala a la sociedad en general, en términos de provisión de
alimentos y empleo; y, de divisas en los últimos tiempos, ha propiciado
la realización de diversas acciones gubernamentales para tratar de
incorporar a esta, como una actividad estratégica para el desarrollo
económico de nuestros países y elevar el nivel de vida de los pescadores
y sus comunidades.
Se estima que en la pesca artesanal o de pequeña escala en América
Latina y el Caribe, participan mas de 2 millones de pescadores con un
nivel de producción mayor a 2.5 millones de TM, y valores de producción
de aproximadamente 3,000 US$ millones. En la mayoría de los países de la
región se realizan las operaciones de pesca en diferentes áreas, en sus
costas, cuerpos de agua y cuencas continentales y en los últimos años
se han incorporado al suministro de insumos a la acuicultura comercial.
Una acción efectiva para contribuir al desarrollo de la pesca
artesanal y, por esa vía, incrementar su participación en la reducción
de la pobreza, demanda, en primer lugar, una correcta interpretación de
la naturaleza multidimensional de la pobreza que afecta a los
pescadores artesanales, a cuya conformación concurren factores
tecnológicos (métodos y niveles de captura), contexto socio- cultural e
institucional, signado por un grado alto de vulnerabilidad (exposición a
los riesgos naturales, cambios macroeconómicos y capacidad de
adaptación de los pescadores); y, una escasa representación política
que agrava la marginación social y económica.